Pérdida DE LA IMAGEN e IDENTIDAD local ASOCIADA al DETERIORO DE Espacios Públicos (2020)
Investigación realizada para SEMINARIO URBANO Y MEDIOAMBIENTE II (sem I -2020)
Profesor: Rubén Castillo
Universidad de La Serena
(Portada del paper / Destrucción de estatua de Francisco de Aguirre - 2019)
INTRO
El centro de La Serena se encuentra
en un proceso de obsolescencia
respecto a la utilidad de sus espacios
públicos. El casco histórico es el
escenario principal de los cerca de
225 mil habitantes (Censo 2017) que
residen en La Serena. Posee la
mayor población flotante de la ciudad,
sin embargo sus habitantes no
superan el 2% de la población total.
Allí se encuentran importantes
equipamientos de gran escala, como
de salud, educación, culto, públicos,
comunitarios, entre otros, y además
conserva su particular imagen
arquitectónica que le entrega la
identidad colonial característica, lo
que la define como una ciudad
fundamentalmente turística, atractiva
en su conjunto a los ojos del
visitante. Los conceptos de identidad
e imagen, analizados en el siguiente
estudio, hacen surgir preguntas sobre
qué se entiende por ellos dentro del
mismo contexto. La amplitud del área
y su condición de deterioro, además
del costo económico, hacen frente a
la visión centralista que posee el
Estado respecto a esta materia, lo
que no permite una acción eficaz. Las
deficientes instalaciones sanitarias en
barrios históricos; Complejas y
costosas legislaciones que no
permiten el actuar expedito frente a
las nuevas problemáticas
(derrumbes, reparaciones); Cambios
de uso en el Plan Regulador; La
gradual desaparición del genius loci,
también, ha ido desvirtuando el original uso de los espacios públicos
emplazados, y a su vez, se ha
transformado en una nueva arista de
la problemática: la pérdida de
identidad local. El concepto de
patrimonio se adopta como un
elemento inmutable, debido a la
ausencia de órganos relacionados a
esta área en la zona que permitan un
mayor desarrollo en las ideas sobre
identidad local y su injerencia en las
decisiones. Es decir, no hay una
visión clara sobre qué se quiere
representar como conjunto. ¿Qué
significa ser serenense en el Casco
Histórico? Para ello, es necesario
comprender las representaciones
sociales que poseen los diferentes
lugares, ya sean calles, áreas verdes,
hitos y monumentos, en las memorias
de sus habitantes. Conocer la historia
es fundamental, lo que nos da luces
sobre el futuro de los planteamientos
que se desarrollaron en el pasado,
pero hoy se exhiben como reliquias
de museo, inalterables. El Plan
Serena parece ser una de estas
piezas. Comprender el Plan Serena
como una estrategia de planificación
es fundamental a la hora de seguir
haciendo ciudad, ya que permite
seguir creando patrimonio. La
consolidación de nuevos centros
urbanos ayuda a descongestionar el
Casco Histórico, y a su vez son
escenario de caracteres que permiten
descifrar lo que la ciudad está siendo.
Los nuevos usos que dan vida a la
ciudad reflejan nuestra nueva
identidad. Esta nueva cosmovisión
que ha ido adoptando el serenense
responde a un reconocimiento de sus
orígenes ancestrales, como lo son los
pueblos originarios molles, ánimas y
diaguitas, lo que rompe el paradigma
de ser una ciudad colonial que rinde
honor a sus conquistadores. Así, por
ejemplo, quedó reflejado en la
intervención del cambio de nombre
de la Avenida Francisco de Aguirre
por Avenida Diaguitas, y el
derrocamiento de la estatua del
mismo héroe español. Entonces,
¿cómo generamos una relación
armónica entre patrimonio e
identidad? Al determinar la expiración
de los lugares obsoletos, podemos
renovar el espacio público a través de
las necesidades urbanas que han
surgido en el último tiempo, como lo
son los espacios de alta convocatoria,
con fines de organización y desarrollo
de artes (bailes, música, teatro).
Vincular los espacios y regenerar
tejido urbano es vital para la
eficiencia de la ciudad, siendo
escenario de nuevos espacios
públicos destinados a una población
que se creía dormida. Es una
oportunidad para proponer diferentes
enfoques hacia una identidad
comunitaria, más inclusiva y
representativa de la ciudadanía local,
y replantear los conceptos que hemos
ido heredando como si fuesen una
carga. Hacernos cargo de la imagen
de la ciudad que queremos proyectar,
es generar también las directrices en
el diseño de nuestras intervenciones
dentro de ella. Estas directrices
deben ser retroalimentadas con sus
vecinos a través de la participación,
en un diálogo de utilidad y
embellecimiento. Poder encontrar
lugares que satisfagan nuestras
necesidades espirituales, nos acerca
a la teoría de la autorrealización. Es
decir, podemos construir una ciudad
que nos represente, podemos crear
nuestro propio norte. Para ello, es esencial que se logre comprender las
nuevas significantes que poseen los
conceptos, ya que son palabras vivas
que transforman nuestra realidad a lo
largo del tiempo.